Empezando la nueva normalidad también empezó mi gusto por caminar, escuchar y ver mis pasos en busca de amaneceres y atardeceres. Con el tiempo se cruzó la idea de visitar la Sierra La Laguna. Estar en contacto con la naturaleza y paisajes brindados ya no solo de mi ciudad sino de mi estado, además de conocer gente para compartir y lograr el mismo propósito.
La aventura comienza desde que toca despertar, madrugar para empezar un día singular. Ya llegando, basta la primera hora seguida caminando y adentrándote para notar el cambio de realidad, de aire, de contexto. Una maravilla de vistas acompañada de incertidumbre, ¿Qué más me espera? Si de por si ya todo es distinto a lo que estoy acostumbrado a ver.
Hablemos del cansancio, parece que por más que subes no llegas, el cuerpo tiembla, los pies duelen, no paras de sudar, pero voltea a tu alrededor y ahí está la recompensa. No hay lugar para quejas, para arrepentimientos, para problemas. Eres tú junto con la brisa más fresca, el sonido exterior más tranquilizante, el fondo más verde y un solo sendero que te dirige hacia adelante
El apoyo es un aspecto importante, como grupo no falta el que te vea cansado y te diga ánimo, tú puedes, porque si se puede.
Al llegar al lugar del campamento solo queda ese orgullo de haberlo logrado. En el despertar es normal creer de repente que no podrás, que estás cansado, pero el cuerpo hace el resto mientras la mente esté dispuesta a contemplar. Aún no logro entender como caminé diversos terrenos, tantas horas seguidas y sin parar.
El día se hace noche y es hora de mirar al firmamento con la luz de estrella mas real, no hay ruido solo música para los oídos tal como el agua de arroyo y animales nocturnos.
Todo lo que viste de ida toca de regreso, de la misma forma parece que por más que bajas no llegas, pero un paso más siempre es uno menos.
Estoy agradecida con la actitud de los guías y el equipo de Senderismo con Propósito, le dieron un valioso significado al mes de Noviembre.
Estoy en la dicha de haber logrado mi objetivo, de haberme lanzado tan joven y tener excusa para volver. Es la aventura más demandante, cansada y pesada que he tenido pero también la que más ha valido la pena, la que sacó paciencia, esfuerzo, admiración, constancia, coraje en el buen sentido e inocencia ante la enormidad de lo natural, un reto moral y físico. Lo recomiendo ampliamente.
Por Karla Alejandra Arcos Sánchez.
Sin duda fuiste un gran ejemplo de tenacidad porque aunque parecía que desfallecida de cansancio fue más grande tu espíritu de aventura y encuentro con la naturaleza en todo su esplendor.
Un gran abrazo, ya coincidiremos de nuevo e irás con más kilómetros andados como decimos en el senderismo.
Un privilegio haber coincidido contigo Karlita, fuiste parte de un grupo que disfruté de principio a fin, con chascarrillos, bromas y buena vibra, que me renovaban constantemente.